Monticchiello


Dentro de poco me iré de "Villa Monticchiello", por lo que esta noche, he vuelto al precioso pueblo del que toma su nombre esa villa, con la intención de dar un último paseo por Monticchiello y cenar aquí, acompañada por Carolina, una chica uruguaya muy simpática, que ejerce de médico en Montevideo, y está de vacaciones en el mismo sitio que yo.

Monticchiello es un pueblecito que, según creo, no tendrá más de 400 ó 500 habitantes. Es una verdadera joya medieval y, en aquellos tiempos, la fortaleza gozó de gran prestigio en la zona. Está tan bien conservado que pasear por aquí es una auténtica vuelta al pasado. Además, el tenue alumbrado nocturno acentúa esa sensación de estar fuera del tiempo.
Está situado en una colina y la altísima torre vigía de la ciudadela se divisa a gran distancia.

El trazado urbano del pueblo es un cruce de callecitas empedradas construídas dentro de los murallas de la antigua fortaleza del siglo XIII. La arquitectura es de ensueño y no hay nada que rompa la armonía estilística. Carolina no sale de su asombro y, como es tan expresiva, va manifestando su entusiasmo a cada paso.
Como aquí se cena temprano, hemos salido con tiempo para encontrar las tiendas abiertas y enseñarle a Carolina una tiendecita preciosa que hay junto a la Iglesia de San Leonardo y San Cristoforo, también del siglo XIII, en la que venden ropa de cama, baño y mesa de lino auténtico, trabajada artesanalmente según la tradición local. ¡No os podéis imaginar cómo son de bonitas! Carolina ha comprado un juego de toallas de lino que es de ajuar de princesa de la época.

El pueblecito se ve rápido, asi que nos hemos ido a cenar al restaurante de Daria Bonari, "Osteria La Porta", donde yo ya había comido un día y quería que Carolina lo conociera, además de presentarle a Daria que es tan encantadora como excelente chef y experta en vinos. De hecho, organiza cursos de gastronomía local y de vinos.
Daria nos ha invitado al aperitivo con vino "prosecco", un delicioso vino blanco, y nos ha recomendado empezar con unas setas de bosque recién cogidas - "funghi porcini" - y seguir con un plato de "pici" (una especie de spaghetti gruesos hechos a mano) con "cacio" (queso fresco de oveja) y pimienta. Todo exquisito y tan generosamente servido como para no poder pedir otra cosa salvo un delicado sorbete de avellanas casero.

Mientras tomábamos café y una copita de "grappa", Daria nos ha contado que en julio y en agosto, se llevan a cabo las representaciones del "Teatro Povero" de Monticchiello, de las que los lugareños son autores y protagonistas. El argumento de las obras trata de sus propias vidas, de su cultura rural, del folklore y de la historia del pueblo.
Las obras se trabajan a conciencia durante todo el año, por lo que el resultado es óptimo.
Este inusual estilo teatral goza de mucho prestigio en toda Italia e incluso en el extranjero. Por lo visto, encontrar alojamiento en la zona en esas fechas requiere reservar con mucha antelación.
En Monticchiello hay un pequeño museo dedicado a su "Teatro Povero".

Carolina y yo nos hemos despedido de Daria con dos besos sonoros, muy agradecidas por la estupenda cena y por su cordial e interesante compañía después de los postres.
La cena de las dos, vino incluído, nos ha costado unos 40 euros.

Sylvia

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